Sin duda, el fracaso escolar podría evitarse, en primer lugar, con una potente reforma del sistema educativo, que a modo de las aspiraciones de la escuela única o de la ILE agrupara a los alumnos más de acuerdo a su grado de desarrollo y capacidades que en base a criterios de edad cronológica que muchas veces hace muy desiguales los grupos en cuanto a conocimientos y habilidades se refiere. Ahora, mientras esto no sea una realidad hay que trabajar con lo que se tiene y hacer frente a ese problema del fracaso escolar que no es otra cosa que el hecho de que el alumno no supere unos objetivos que se han determinado de antemano para su curso y su edad.
Sin embargo habría que pensar lo que realmente supone un fracaso -ya no tanto escolar como en la vida real-, y es que si uno no consigue los objetivos que se ha fijado desde un principio, sus sueños o sus aspiraciones, SEGURO que en el intento ha ganado más de lo que ha perdido y SEGURO que ha quedado más cerca de conseguirlo que lo que antes estaba. El enriquecimiento que supone la búsqueda de las ilusiones es de por sí un gran estímulo por lo que se ha de ayudar al niño a decubrir cuál es su vocación, y animarle a que la persiga con esfuerzo y tenacidad. Lo importante entonces sería que cada uno -cada estudiante en este caso- sea capaz de dar lo máximo de sí mismo, de aprovechar al máximo todos sus recursos para llegar a la meta que se le plantea.
Muchas pueden ser las causas del fracaso escolar:
En primer lugar la influencia de los padres y de la educacón que los mismos ofrecen a sus hijos son un factor clave a la hora de superar cualquier tipo de problema escolar. Los niños necesitan de los padres el apoyo y el aliento que les impulse a su pleno desarrollo y crecimiento, tanto intelectual como personal. El niño se ha de sentir querido, protagonista de su propia vida. Tiene que saber quesus estudios son algo que importa, que es capaz de sacarlos adelante y que ante los problemas siempre se han de buscar las soluciones. De esta manera, planteándole los abstáculos como retos, se les anima a la superación de los mismos. No se debe olvidar la necesidad de aplaudir y elogiar los logros que se vayan consiguiendo, que son la mejor motivación para continuar.
Entre ellas, y de manera bastante clara, estarían también los déficits de inteligencia, las NEE, y otros trastornos que impiden la concentración del niño en los años escolares. Los niños superdotados también pueden fracasar escolarmente por no tener los suficientes apoyos y estímulos necesarios para sus capacidades. En ocasiones y dependiendo de los casos podría ser adecuado trasladar a estos niños a centros especiales que dispongan de los medios necesarios para dar la atención más propicios para estos niños.
Incluso disponiendo de una inteligencia que pudiera llamarse normal, ciertos niños parecen tener problemas a la hora de superar los objetivos plantedos. La cuestión de la motivación y los intereses es muy importante para un buen aprovechamiento escolar. Motivos que pueden servir de estímulo para los estudiantes son la aceptación social -sobretodo en la adolescencia- el apoyo de los seres queridos, el logro de metas a corto plazo y sobretodo y en edades que pueden ir desde los 10 años en adelante, que los contenidos escolares tengan conexión con el mundo propio del niño, con sus aspiraciones e intereses y con el medio familiar y social en el que sus vidas se desenvuelven.
Los problemas físicos que impiden un desarrollo normal serían otro de los motivos que originan un fracaso escolar. Problemas en la vista, oído, habla... son sin duda obstáculos para un aprendizaje normal en las aulas. La LISMI (ley de integración social del minusválido) de hace unos 25 años, es uno de los primeros intentos para evitar la reclusión y guetización en centros específicos .
Problemas de adaptación por causas emocionales hacen que el niño se retraiga y no desarrolle todo su potencial si no se resuelven sus carencias afectivas, sus actitudes violentas, su incapacidad para la convivencia y la comunicación, problemas de ansiedad, o cualquier otro problema en que intervengan los afectos y emociones.
El saber cómo estudiar -aprender a aprender y diversas técnicas de estudio- es una necesidad que todo niño tiene para aprobar y superar con éxito cada curso. El empeño en enseñar al estudiante cómo hacer su trabajo es una tarea importante por hacer.
En muchas ocasiones no es problema inherente al niño la causa de un fracaso escolar, sino que el problema viene de fuera: la falta de una programación adecuada al nivel y edad de los estudiantes. La coordinación de los contenidos que se van a enseñar a lo largo de toda la etapa escolar es básica para el buen funcionamiento de los centros y el aprendizaje lógico y estructurado por parte de los alumnos.
La falta de recursos, ya sea referidos a un escaso número de profesores, a una insuficiente formación de los profesionales de la educación, a los medios económicos, de infaestructura o apoyos extraescolares son algunas de las trabas que pueden interponerse también a la hora de sacar lo mejor todos y cada uno de los niños.
El colectivo de los inmigrantes -junto con el ya mencionado grupo de niños con NEE- es uno de los que más riesgo tienen de sufrir el fracaso escolar, ya sea por la falta de acogida, aceptación e integración que tienen por parte de los españoles como por los problemas derivados del cambio -brusco en ocasiones- de mentalidad y cultura además de los problemas de la lengua. La inclusión de la educación en valores en el PEC desde edades tempranas es una de las opciones para palar este problema.