El fin de la educación es desarrollar al máximo las posibilidades de cada uno

jueves, 27 de diciembre de 2007

Fracaso Escolar

En la actualidad es cada vez más creciente el problema del fracaso escolar en nuestro sistema educativo. Con un índice de cerca del 29% se hace evidente la necesidad de soluciones de ámbito global, ya que es éste un problema que afecta a la vida de los alumnos más allá del aula. Estas soluciones requieren sin duda la estrecha colaboración de padres y educadores. El absentismo y el abandono escolar siguen estando a la orden del día, lo que explica los datos obtenidos por el Instituto Nacional de Calidad y Evaluación (INCE): casi la tercera parte de los alumnos adolescentes de nuestro país, estudiantes de ESO, obtiene calificaciones negativas. En la enseñanza media un 32% de los alumnos repite curso, un 35% no termina con éxito 2º de ESO, el 48% no supera el bachiller y en la universidad el abandono de los estudios ronda el 50%.

Sin duda, el fracaso escolar podría evitarse, en primer lugar, con una potente reforma del sistema educativo, que a modo de las aspiraciones de la escuela única o de la ILE agrupara a los alumnos más de acuerdo a su grado de desarrollo y capacidades que en base a criterios de edad cronológica que muchas veces hace muy desiguales los grupos en cuanto a conocimientos y habilidades se refiere. Ahora, mientras esto no sea una realidad hay que trabajar con lo que se tiene y hacer frente a ese problema del fracaso escolar que no es otra cosa que el hecho de que el alumno no supere unos objetivos que se han determinado de antemano para su curso y su edad.

Sin embargo habría que pensar lo que realmente supone un fracaso -ya no tanto escolar como en la vida real-, y es que si uno no consigue los objetivos que se ha fijado desde un principio, sus sueños o sus aspiraciones, SEGURO que en el intento ha ganado más de lo que ha perdido y SEGURO que ha quedado más cerca de conseguirlo que lo que antes estaba. El enriquecimiento que supone la búsqueda de las ilusiones es de por sí un gran estímulo por lo que se ha de ayudar al niño a decubrir cuál es su vocación, y animarle a que la persiga con esfuerzo y tenacidad. Lo importante entonces sería que cada uno -cada estudiante en este caso- sea capaz de dar lo máximo de sí mismo, de aprovechar al máximo todos sus recursos para llegar a la meta que se le plantea.

Muchas pueden ser las causas del fracaso escolar:

En primer lugar la influencia de los padres y de la educacón que los mismos ofrecen a sus hijos son un factor clave a la hora de superar cualquier tipo de problema escolar. Los niños necesitan de los padres el apoyo y el aliento que les impulse a su pleno desarrollo y crecimiento, tanto intelectual como personal. El niño se ha de sentir querido, protagonista de su propia vida. Tiene que saber quesus estudios son algo que importa, que es capaz de sacarlos adelante y que ante los problemas siempre se han de buscar las soluciones. De esta manera, planteándole los abstáculos como retos, se les anima a la superación de los mismos. No se debe olvidar la necesidad de aplaudir y elogiar los logros que se vayan consiguiendo, que son la mejor motivación para continuar.

Entre ellas, y de manera bastante clara, estarían también los déficits de inteligencia, las NEE, y otros trastornos que impiden la concentración del niño en los años escolares. Los niños superdotados también pueden fracasar escolarmente por no tener los suficientes apoyos y estímulos necesarios para sus capacidades. En ocasiones y dependiendo de los casos podría ser adecuado trasladar a estos niños a centros especiales que dispongan de los medios necesarios para dar la atención más propicios para estos niños.

Incluso disponiendo de una inteligencia que pudiera llamarse normal, ciertos niños parecen tener problemas a la hora de superar los objetivos plantedos. La cuestión de la motivación y los intereses es muy importante para un buen aprovechamiento escolar. Motivos que pueden servir de estímulo para los estudiantes son la aceptación social -sobretodo en la adolescencia- el apoyo de los seres queridos, el logro de metas a corto plazo y sobretodo y en edades que pueden ir desde los 10 años en adelante, que los contenidos escolares tengan conexión con el mundo propio del niño, con sus aspiraciones e intereses y con el medio familiar y social en el que sus vidas se desenvuelven.

Los problemas físicos que impiden un desarrollo normal serían otro de los motivos que originan un fracaso escolar. Problemas en la vista, oído, habla... son sin duda obstáculos para un aprendizaje normal en las aulas. La LISMI (ley de integración social del minusválido) de hace unos 25 años, es uno de los primeros intentos para evitar la reclusión y guetización en centros específicos .

Problemas de adaptación por causas emocionales hacen que el niño se retraiga y no desarrolle todo su potencial si no se resuelven sus carencias afectivas, sus actitudes violentas, su incapacidad para la convivencia y la comunicación, problemas de ansiedad, o cualquier otro problema en que intervengan los afectos y emociones.

El saber cómo estudiar -aprender a aprender y diversas técnicas de estudio- es una necesidad que todo niño tiene para aprobar y superar con éxito cada curso. El empeño en enseñar al estudiante cómo hacer su trabajo es una tarea importante por hacer.

En muchas ocasiones no es problema inherente al niño la causa de un fracaso escolar, sino que el problema viene de fuera: la falta de una programación adecuada al nivel y edad de los estudiantes. La coordinación de los contenidos que se van a enseñar a lo largo de toda la etapa escolar es básica para el buen funcionamiento de los centros y el aprendizaje lógico y estructurado por parte de los alumnos.

La falta de recursos, ya sea referidos a un escaso número de profesores, a una insuficiente formación de los profesionales de la educación, a los medios económicos, de infaestructura o apoyos extraescolares son algunas de las trabas que pueden interponerse también a la hora de sacar lo mejor todos y cada uno de los niños.

El colectivo de los inmigrantes -junto con el ya mencionado grupo de niños con NEE- es uno de los que más riesgo tienen de sufrir el fracaso escolar, ya sea por la falta de acogida, aceptación e integración que tienen por parte de los españoles como por los problemas derivados del cambio -brusco en ocasiones- de mentalidad y cultura además de los problemas de la lengua. La inclusión de la educación en valores en el PEC desde edades tempranas es una de las opciones para palar este problema.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Juegos no competitivos

Podemos definir los juegos no competitivos como aquellos en los que no existe incompatibilidad de metas entre los participantes, si no que, muy al contrario, el objetivo es común y se llega a él mediante la ayuda y colaboración de todos los jugadores.
Por una parte, favorece la participación de todos y evita las exclusiones por lo que se fomenta el sentimiento de pertenencia al grupo; Suprime las amenazas de derrota lo que les permite jugar más libremente sin temor al fracaso; Por otra parte, al ser algo que requiere de la unión de esfuerzos, canaliza la agresividad.
Sustituye la individualización y rivalidad por actitudes de cooperación altruistas y prosociales. Los desafíos son colectivos y no requieren la superación de otras personas, por lo que se puede decir que es la actividad más adecuada para desarrollar todas aquellas habilidades de convivencia entre iguales desde un aspecto lúdico y divertido.
El juego ha de ser adaptado a las circunstancias en las que se desarrolle y al grupo al que se proponga y ante todo, que sea voluntario. De esta manera la motivación primordial es disfrutar del propio proceso del juego más que de sus resultados finales o de conseguir el mejor puesto. Se trata de superarse a sí mismos, los otros son compañeros, no rivales. y se evitan posibles enfrentamientos.
Los juegos para la paz facilitan el hecho de que todo@s l@s alumn@s gocen de sentimientos de éxito conjuntamente, no a costa de que otros se sientan fracasados, y a demás se aumenta la capacidad de alegrarse por el éxito ajeno ya que repercute también en el propio. Se fomenta la empatía la comunicación y la integración.
Actualmente, pese a que las ventajas de este tipo de pasatiempos está demostrada, en los centros escolares, tanto en el patio como en las clases de Educación Física, se observa que la gran mayoría de los juegos que se desarrollan entre compañeros -por no decir todos- son competitivas, es decir, de ganadores y perdedores, de rivales. Suponen que la actividad se dirija más al fin que a los medios, y pueden generar sentimientos de frustación en los alumnos que tengan menos capacidades y discusiones.
Tal vez se daba a la falta de formación de profesorado en este aspecto a demás de que la bibliografía referente a este tipo de actividades es considerablemente inferior que la que se refiere a juegos de competición.
Incluyo algunos juegos para la paz que he encontrado en la red. Para quien necesite más sugerencias, en este enlace http://www.ctv.es/USERS/avicent/Juegos_paz/ hay una recopilación bastante nutritiva de juegos no competitivos.
1. Dinámica de presentación con ovillos: Se trata de facilitar la presentación de cada participante. Se sientan todos en círculo. El educador toma un ovillo de lana en sus manos y se presenta diciendo su nombre y sus expectativas. Después lanza el ovillo a uno de los niños quedándose con el cabo del ovillo, de manera que quede un hilo que vincula a la persona formadora con la que ha recibido el ovillo. Quien recibe el ovillo se presenta respondiendo a los mismos aspectos con los que el formador o formadora se ha presentado, sujeta el trozo de ovillo que le corresponde y lanza el ovillo a otra u otro participante. De esta manera, las personas se van presentando mientras se va tejiendo una especie de estrella de lana o cuerda que vincula a unas y otros. Si el grupo es grande, se podrá dividir en dos o más subgrupos, para cada uno de los cuales habrá que utilizar un ovillo. Finalmente, se deja sobre el suelo la figura que se ha formado. Los juegos de pasar objetos son atractivos para los niños. Potencian mayoritariamente la atención, la psicomotricidad general y fina, los reflejos, la precisión, la lateralidad… Se pueden pasar en un orden determinado o indistintamente
2. El juego de los nudos: Los niños se ponen en fila cogidos de las manos menos uno de ellos que se va. El primero de la fila empieza a pasar por entre los compañeros hasta que todos quedan envueltos. Entonces se llama al que se había ido y ha de deshacer el nudo sin soltar la cadena formada por los niños. (3-14 años) Con este juego se potencia la coordinación de esfuerzos y el contacto corporal, imprescindible para adolescentes que tienen problemas con su cuerpo.
3. Recoger la pelota: se puede hacer en una clase de gimnasia. Se necesitan tantas pelotas como participantes. Los niños se colocan en fila y le van pasando la pelota al profesor. Éste la lanzara lejos indicando al niño cómo ha de ir a por ella (de espaldas, a la pata coja, saltando…) Una vez cogida, el niño vuelve a la fila con la pelota (3-7 años)
4. Contar una historia: Uno de los niños eñegido al azar, comienza a contar una historia. Para ello tiene un minuto, y cuando éste se termine, el niño que se encuentra a su derecha, tiene que continuar la historia. Este juego potencia la capacidad de escuchar a los demás, la participación y la imaginación.
5. Las Gafas: Se trata de observar la realidad desde distintos puntos de vista, lo que desarrolla la empatía y la comunicación. Se van sacando diferentes gafas -que pueden estar hechas por los mismos alumnos-, cada una de ellas con una caracter´sitca diferente. El educador indica la primera vaz un punto de vista y después pueden ser los propios niños los que los sugieran: Así se dice por ejemplo: estas son las gafas del desanimado, cuando las llevo soy muy pesimista ¿alguien se las quiere poner y decir qué siente y cómo nos ve a los demás y al mundo? Después cada uno puede expresar lo que ha sentido al ponerse las gafas.
6. Los globos: Este juego favorece de manera especial el trabajo en equipo. Es muy sencillo y sólo se requieren globos. Después de incharlos los niños se reparten por el espacio de juego y el maestro lanza uno al aire. Entre todos han de evitar que caiga al suelo golpeándolo hacia cualquier dirección con cualquier parte del cuerpo. El maestro puede ir añadiendo globos complicándolo cada vez más.
GUITARD ACED, R.Mª. (1993): 101 JUEGOS NO COMPETITIVOS. Barcelona: Graó

El Bullying (o de los matones)

Con este término anglosajón nos referimos a toda la actividad que llevan a cabo los matones de las escuelas, algo más que niños traviesos haciendo alguna chiquillada. Intimidan con su comportamiento a alumnos y profesores, son especialistas en perturbar la paz en las aulas y en no pocas ocasiones llegan a la agresión física. El bullying incluye en su definiciónque la acción violenta sea repetitiva e intencional, lo que implica la victimización. A veces el maltrato es psicológico: Recurren a la discriminación, y siempre la descargan con aquellos más débiles o más pequeños que ellos. Dejan de lado a alguno de los alumnos riéndose de ellos o de alguna de sus características: que sean negros, que sean bajitos, pelirrojos, gordos, con pecas o de un sexo diferente al suyo. En un momento dado todo pueden ser defectos o causas para excluir a alguien y tratarle como si fuera algo inferior a ellos. Le critican por su forma de vestir, de andar, de pensar... Les insultan, les hacen sentir ajenos como si no fueran parte del grupo o fueran menos importantes que ellos. En ocasiones les quitan la palabra, no dándoles la oportunidad de expresar sus ideas y opiniones. Otras veces sus actos pueden llegar hasta la agresión física: Patadas, empujones, puñetazos... Según el 'Informe de Violencia Escolar: el maltrato entre iguales en la Educación Secundaria Obligatoria 1999-2006' del Defensor del Pueblo, la forma de agresión más frecuente es la verbal (entre el 55,8 y el 49%) seguida de la exclusión social (22%) y amenazas (22,7%), agresión física directa (14,2%), robar cosas (10,5%) romper las cosas de otros (7,2%) y por último la agresión sexual (1%). Sus actuaciones son generalmente secundadas y reídas por un grupillo de secuaces al que el protagonista se ha ganado con algún tipo de complicidad (que siempre es falsa) o la promesa de algún favor. Este hecho les hace más poderosos y fuertes porque les hace tener más confianza en sí mismos al pensar que lo que hacen es bueno porque divierte al resto de sus compañeros, sin tener en cuenta el daño que les produce, y que no son ninguna broma porque no todos son los que se ríen. Más arriba he mencionado que lo que hacen parecen hacerlo sin razones aparentes, pero no siempre es así, y en ocasiones, tratando de encontrar las causas de su comportamiento podemos descubrir algunas situaciones difíciles que les hacen llegar a ser como son y tratar a los demás de esa manera. Muchos de los maltratadores tienen o han tenido alguna situación de difícil superación para ellos, como divorcios o separaciones de los padres, maltrato por parte del padre hacia la madre, hacia alguno de sus hermanos o hacia él mismo. El hecho de vivir la violencia en su propio hogar les hace pensar en ella como medio para conseguir lo que ellos quieren, como forma de relacionarse con los demás e imponer su propia opinión abusando de su poder. El modelo social que proporcione la familia, así como el grado de aceptación o rechazo percibido por el niño durante su etapa de crecimiento, influye directamente en su comportamiento. Este tipo de agresión está presente en más del 50% de los centros escolares de nuestro país. El 14% de los alumnos españoles sufre algún tipo de violencia escolar, porcentaje similar al de hace 10 años. Pese a que es un hecho que viene produciéndose hace décadas en los centros educativos de nuestro país, es recientemente cuando, gracias a los medios de comunicación, los actos violentos salen a la luz y se convierten en tema de debate. Lo que sí que parece haber aumentado en estos últimos años son las situaciones de indisciplina dentro el aula, así lo declaran el 80% de los alumnos que viven estas situaciones a diario al igual que los rofesores, que ante la dificultad para impartir sus clases y mantener el orden en la clase, han organizado, mediante la Asociación Nacional de profesores (ANPE) el defensor del profesor.

Este fenómeno cada vez se presenta en edades más tempranas. El rango de edad más implicado se sitúa ente los 13-14 años. A demás la proporción de chicas agresoras se duplica en los últimos años, siendo el 6% del total, mientras que el índice de victimización en ambos sexos es muy similar (21 % de chicas frente al 23% de chicos)

Utilizan este sistema para esconder sus propios miedos y debilidades. Haciendo a los demás sentirse mal o inferiores ellos se sienten más poderosos, superiores. Por eso hay que hacerles entender que no es necesario despreciar a los demás ni hacerles sentir inferiores para que ellos se sientan mejor, sino que por ellos mismos valen más de lo que piensan: 'No es necesario apagar la luz de los demás para que la propia brille con fuerza'. Desde la confederación de Organización de psicopedagogía y Orientación de España (COPOE) se recomiendan una serie de protocolos para la prevención e intervención en las situaciones de maltrato entre compañeros: En primer lugar hay que vigilar con más atención los momentos más críticos tales como las entradas y salidas, los recreos, el comedor, el autobús los baños, vestuarios, etc. Convendría estar más atento ante cualquier indicio de que se está aislando a cualquier alumno. Habría que trabajar mucho más la educación emocional desde la educación infantil hasta el final de la escolarización, dentro de la tutoría, y de igual manera, incentivar la formación psicopedagógica del profesorado tanto inicial como permanentemente. La buena preparación del equipo docente es un factor clave para el logro de una buena convivencia en el centro sin la presencia de estos actos violentos. En el momento en el que se produzca una situación de maltrato hay que actuar con rapidez y contundencia siguiendo un plan prefijado que involucre a toda la comundad educativa, incluyendo las familias y otros agentes externos como trabajadores sociales, psicólogos, etc. Es necesario diseñar actividades dirigidas a las víctimas, a los agresores, a los espectadores, con los gupos, con las familias y con la comunidad educativa. Así, en el grupo hay que incrementar la cohesión y la tolerancia y destacar las ventajas de actuar en grupo (mediante reuniones o el rol-play); con la víctima hay que desarrollar estrategias de autoproteccion y ascenso social; darle confianza y potenciar su autoestimay habilidades sociales. También habría que ofrecerle la posibilida de cambiar de grupo; Con el agresor se debe hacer un entrenamieno para superar los mecanismos de respuesta habitual, así como enseñarle a aceptar los códigos de conducta necesarios para una buena convivencia y hacerle asumir el esfuerzo que ello le va a suponer. Por último, cuando se trabaje simultáneamente con agresor y agredido hay que evitar cualquier alusión a la culpabilidad, aclrar el propósito del cambio de conductas y recurrir a la mediación escolar. Lo más importante es tomar medidas preventivas anticipándose al problema, y una vez agotadas esas medidas habrá que aplicar el reglamento de régimen interno de sanciones. Es preciso que estas acciones sean educativas. A una acción agresiva hay que enseñar respuestas asertivas o educativas, ya que hay casos en que no se conocen otros modos de actuar alternativos a la violencia. Lo que no se puede hacer es pasar por alto cualquier acción agresiva, sea de naturaleza verbal, psiológica o física. En ocasiones olvidamos que las primeras suelen llevar a situaciones mucho peores. http://www.youtube.com/watch?v=Fm-JO4aPV9s http://www.youtube.com/watch?v=gct6hWe_WI0 http://www.oei.es/valores2/c1.pdf http://w3.cnice.mec.es/recursos2/convivencia_escolar/index.html http://www.adide.org/revista/index.php?option=com_content&task=view&id=75&Itemid=29 http://www.infopsiquiatria.com/proyectohombre/monografico.pdf#page=48

domingo, 2 de diciembre de 2007

La Convivencia

LA CONVIVENCIA
El hombre como ser social no puede dejar de abrirse a los demás, de compartir su vida con los otros, de proyectarse en los otros y de comunicar sus sentimientos y pensamientos. En esta proyección hay una dimensión afectiva y otra cognitiva. La convivencia es un arte al que todos tenemos acceso. Es la llamada urbanidad que en todo momento puede ser aprendida y enseñada. Uno de los pilares fundamentales en los que se basa este saber vivir con otros es el de querer el bien para los demás. Significa que no queramos para los demás algo que no querríamos para nosotros mismos, nada que les pueda perjudicar, hacerse sentir mal, o producirles algún tipo de daño. Significa ser amable, o sea, hacer la vida agradable a los demás, tener simpatía por ellos, compartir sus sentimientos. Es el ejercicio del bien lo que genera un ambiente de paz en cualquier sitio en que nos encontremos. Como en todo arte, parte del éxito reside en la sensibilidad que se tenga de manera innata, aunque no es de lo único de lo que dependen las buenas experiencias con los otros, a demás, ésta puede ser educada. Otra parte del éxito en esta empresa reside en la inteligencia, y nunca podemos prescindir de la cultura que se tenga para asegurar una buena convivencia y que ayudará a prevenir antes que tener curar. Estos tres factores dictarán a cada uno, en cada momento que comparta con otros, lo que debe y lo que puede hacer. Supone un autocontrol en lo que se dice y en lo que se hace, que puede ser reforzado mediante la reflexión. La reflexión nos enseñará a pensar antes de hablar o de hacer algo, a saber callar, a apreciar el silencio en determinados momentos en los que es necesario; en definitiva, a ser responsables de lo que decimos y hacemos. Poco a poco iremos consiguiendo un auto-conocimiento y una auto-censura. Otro de los pilares en los que se basa la buena convivencia es el respeto, esto es: tener en cuenta la dignidad de los otros, tener presente en todo momento que nadie es menos persona que nosotros -o que cualquier otro- sino que por el simple hecho de ser persona merece ser tratada como tal. Si se respeta, no se hace acepción de personas, no se discrimina, no se valora a las personas por lo que tienen, sino por lo que son… El respeto incluye prestar atención a los demás, tratar de comprenderlos, tener generosidad con ellos, saber escuchar y meditar lo que nos llega de fuera. El hecho de mostrar indiferencia es el comienzo de una ruptura del tejido social, debemos mostrar interés por aquellos que nos rodean, reconocer la irrepetibilidad de los encuentros que más o menos comúnmente tenemos con otros a lo largo de los días; no se trata de ceder derechos, sino de ver, inteligentemente, lo bueno y bonito que siempre hay en los demás, lo que acaba por llenar de alegría cualquier corazón. Parte del respeto que se tiene hacia los demás consiste en ser sincero con ellos, compartiendo nuestros sentimientos, haciendo uso de la propia autenticidad, haciendo un sincero intercambio de afectos. Esto es la convivencia: compartir ideas, afectos, conversar, escuchar. Pero este es sólo el primer paso, porque después de escuchar podemos, o no, estar de acuerdo con esas ideas u opiniones, y tolerarlas es lo que podría ser más difícil. Examinar nuestro deseo de dominio es una buena idea para reconocer la libertad de los otros. A veces podemos caer en un anquilosamiento de nuestras ideas que nos lleven a un autoritarismo hacia los demás, por ello, revisar nuestra cultura, alzar la vista al mundo real es tan necesario para no caer en prejuicios y fomentar la democracia. Es muy importante saber que nos podemos hacer entender en cualquier caso: ‘la vida es magia en palabras’, sólo hay que buscarlas. Haciendo referencia a la dimensión cognitiva de nuestra proyección sobre los demás, es necesario poner orden en los contenidos del pensamiento para decir lo que queremos decir y en el tono que lo queremos decir. Si pensamos antes de hablar, haremos entender a los demás justo lo que queremos decir sin dar lugar a confusiones. La precisión de nuestro vocabulario se enriquece con la lectura y en las propias conversaciones que mantenemos a diario, por eso la cultura es tan importante. Así mismo, para hacerse entender es necesario hablar de manera clara, vocalizando y hablando despacio para dar la importancia necesaria a las palabras que decimos. Esta actitud transmite paz a quien nos escucha y una predisposición para hacernos más caso y centrar su atención en lo que decimos. Fomentar el diálogo empieza por la abertura de cada uno y la capacidad de ceder su espacio a los otros. De esta manera se puede llegar a los consensos necesarios para solucionar cualquier conflicto y hacer una convivencia más fuerte. Algunos obstáculos para la convivencia pueden ser: - En ocasiones la televisión es un muro que nos separa de una comunicación abierta y fluida con los que tenemos más cerca. La convivencia no es sólo estar físicamente con los otros, sino estar espiritualmente, haciendo intercambio de palabras, de las razones que nos mueven a actuar de una manera y no de otra, de darnos a conocer. La televisión, a demás de hacer de interferencia en la comunicación, nos priva de vida interior y disminuye nuestra fuerza de voluntad. - La susceptibilidad es otro enemigo de la buena convivencia. Es aconsejable presuponer la buena fe de los demás y su buena voluntad a la hora de actuar. Lo contrario nos llevaría a un estado de permanente desconfianza e incomodidad que nos alejaría de los otros. - El egoísmo o egocentrismo que lleva a considerarse a uno mismo como centro de todas las conversaciones, a no querer saber nada de los demás sino expresar continuamente opiniones subjetivas, supone falta de respeto hacia los demás al no pensar en ellos y en lo que les pueda interesar. - La murmuración supone insinceridad, y por ello no favorece el clima de bienestar necesario para la convivencia, a demás de faltar al respeto de aquel de quien se habla mal y a sus espaldas. Este es un artículo basado en el libro La Convivencia de Miguel- Ángel Marti García (1995) Ed. Eunsa.