La escolarización obligatoria hasta los 16 años hace que la escuela tenga que acoger a una gran diversidad de alumnos con diferentes grados de motivación e interés, lo que en ocasiones puede generar problemas de conducta y disciplina.
Que en las escuelas haya una disciplina concretada, no sólo no es positivo sino fundamental por varias razones: En primer lugar, la existencia de normas o pautas de comportamiento ayudan a la misma integración de todos y cada uno de los individuos que forman parte de la escuela. Más tarde, este hecho repercutirá en su conducta social y su adaptabilidad a la misma. En segundo lugar, permite la buena convivencia entre todos porque todos actúan como se espera que lo hagan, y por tanto, se crea un clima de bienestar general que facilita los procesos de enseñanza y aprendizaje. Y en tercer lugar facilita la adquisición de hábitos de trabajo.
Estas normas de disciplina se concretan en el Proyecto Educativo de Centro (PEC) de manera más general y refiriéndose a normas que implican a la globalidad y tienen carácter básico. A demás están también descritas de manera más particular en el RRI (Reglamento de Régimen Interno).
Se ha de tener en cuenta que el profesor no ha de tener una actitud inquisitiva o impositiva ante la disciplina, sino que muy al contrario ha de ser capaz de comprender al alumnado de manera que le sea fácil prevenir actitudes disruptivas o de indisciplinas. Esto implica que: 1.La disciplina no significa represión sino autocontrol por parte de los alumnos, que al ser conscientes de las consecuencias de sus actos, se autogobiernen. 2. La disciplina no es autoritarismo: no son reglas impuestas que el alumno ha de acatar sin siquiera entender su por qué, son actitudes que se esperan de ellos y que se les han aclarado previamente. 3. La disciplina no es sumisión, sino una necesidad para llevar a cabo los procesos de enseñanza- aprendizaje de manera ordenada y el logro de los objetivos educativos establecidos. El niño ha de interiorizar estas normas y hacerlas suyas tras haber comprendido su necesidad 4. No se trata de normalizar y estandarizar las formas de ser de los niños, sino evitar que las conductas sean causa de perjuicio para el grupo en general, (enfrentamientos, daños físicos o psicológicos, molestias por desorden, falta de higiene, ruidos…) teniendo en cuenta las vivencias, estilo de vida, salud, intereses y necesidades únicas de cada niño. 5. La disciplina no es un fin en sí mismo sino que su objetivo final es la autodisciplina o disciplina interna, que supone que el alumno sea consciente de lo que ha de hacer en cada momento para desarrollar al máximo su potencial.
La prevención de los problemas de indisciplina (de comportamiento) queda garantiza con una buena base de comunicación y la motivación del alumnado. Para lograrlo el profesor ha de conocer a sus alumnos, estimular su confianza y respetarlos como personas para facilitar su pleno desarrollo, estableciendo lazos afectivos que sirvan al niño como apoyo para su buena evolución
Para poder realizarlo, las normas de disciplina han de nacer de un acuerdo explícito y global, consensuado por parte de los alumnos y el profesor de un determinado grupo. Se puede ir haciendo mediante papeletas anónimas en las que cada uno ponga comportamientos deseables e ir discutiéndolos según se van sacando hasta llegar a un acuerdo. Una opción interesante es plasmar estas normas en un mural y ponerlo en clase, lo que a demás genera el clima adecuado para el trabajo en grupo.
No siempre un determinado grupo tiene las mismas necesidades, por lo que se han de establecer acuerdos individuales, en privado, siempre que sea preciso. De esta manera el alumno verá que el profesor tiene una actitud con él en base a unos objetivos personales y le puede exigir el progreso en el esfuerzo.
Han de ser también los propios alumnos los que establezcan las consecuencias que han de seguir al incumplimiento de alguna de las normas. Cuando surja un conflicto se supone un enfrentamiento con el grupo-clase y no con el profesor; Ellos mismos, mediante la reflexión, valorarán si su conducta es la más adecuada, fomentando así su autonomía y respetando sus propios intereses, analizando las consecuencias de sus acciones.
Los niños han de conocer las normas de manera clara y han de entender que están para su propio beneficio, que no se trata de agradar al profesor o evitar un castigo sino que han de ver la verdad de su necesidad. Y todo ello se logra mediante la participación de los propios alumnos en el establecimiento de una disciplina que el profesor ha de analizar periódicamente para hacer modificaciones si fuera preciso en base al progreso y necesidades de los alumnos. El hecho de repartir encargos y responsabilidades es una manera de asegurar la participación, aunque no se ha de hacer de manera impuesta. No podemos olvidar que muchas veces es la existencia de imposiciones las que originan problemas de indisciplina.
En muchas ocasiones el maestro actúa como modelo a seguir. Se ha de dejar claro que no se tiene nada en contra de los alumnos. El profesor ha de tener una estrategia de intervención para saber qué hacer en los momentos en los que surjan dificultades o conflictos, actuando de manera consciente y prudente y aplicando las consecuencias establecidas para la infracción cometida. A demás se hace muy necesario que actúe a tiempo, tomando las medidas adecuadas para solucionar la indisciplina y prevenir reiteraciones o nuevas apariciones.
La disciplina tampoco requiere de la inflexibilidad del profesor que a veces puede llegar a resultar fría a los niños alejándoles de su profesor. Se ha de poner especial atención a que la relación alumnos- profesor sea positiva, basada en la confianza. El hecho de que las normas se enumeren en forma de prohibición ya cohíbe desde un principio y enfría esta relación. El maestro, siempre que lo considere oportuno, puede dar nuevas oportunidades ante un comportamiento inadecuado para facilitar el aprendizaje de la conducta deseada.
Para concluir, sólo mencionar la importancia del compromiso y la implicación por parte del profesor para que los procesos de educación formal se lleven a cabo de la manera más ágil y apropiada para todos.
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http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_41713.html
http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1900_52_603263__Opinion-Mintiendonos-como-siempre
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