El tema de la convivencia escolar ha sido un tema que ha preocupado siempre a docentes y profesionales de la educación. Es de entender ya que por una parte, la educación pretende el desarrollo personal y social óptimo de los alumnos y saber convivir es un requisito básico del mismo. Por otra parte, a la hora de realizar un buen aprendizaje, tanto en el proceso como en los resultados, es imprescindible que haya un ambiente propicio, adecuado para la asimilación de contenidos y el bienestar social y personal, por lo que se puede decir que sin convivencia escolar no puede haber calidad de educación.
A esta preocupación habitual se ha añadido recientemente la aparición de sucesos extremos de violenca escolar en los medios de comunicación, lo que ha ayudado a sensibilizar a la sociedad a cerca de su importancia. No quiere decir esto que la violencia escolar sea un algo novedoso y de reciente aparción, sino que se vine produciendo años atrás, como lo demuestra el hecho de que el porcentaje de alumnos que sufre acoso escolar (el 14 %) es similar al de hace 10 años.
Lo que sí se ha manifestado más habitual durante los últimos años han sido las dificultades por parte de los profesores para impartir las clases, los problemas de indisciplina son cada vez más frecuentes y este hecho ha conducido a la creación del 'Defensor del Profesor', organismo de apoyo a los profesores creado por la Asociación Nacional de Profesores (ANPE) que, basado en un sistema de llamadas telefónicas y vía internet atendidas por psicólogos y psicopedagogos, tratan de dar solución a situaciones difíciles del aula.
De hecho, en varios estudios realizados en nuestro país, los profesores se manifiestan descontentos y un tanto desesperanzados en cuanto a su profesión y al cada vez mayor número de expectativas que se tiene sobre ellos y sobre la escuela en su conjunto. Y es que en no pocas ocasiones se trasladan a la escuela los problemas que la sociedad moderna no sabe solucionar, sin tener en cuenta que la familia, el barrios, los grupos de iguales y los medios de comunicación son junto a las escuela poderosos medios de socialización de niños y jóvenes y no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que la milagrosa escuela resuelva todos los males que atacan la convivencia y el buen funcionamiento den la sociedad.
Se hace evidente la necesidad de soluciones reales por parte de los centros, soluciones en las que han de verse implicados todos los sectores educativos, poniendo en marcha procesos de autocrítica para encontrar las causas reales de los actos violentos. Para que realmente haya una mejora significativa, la organización escolar ha de ser transformada desde sus cimientos ya que la convivencia esolar es un factor clave en la gestión de los procesos de aprendizaje, finalidad última de los centros escolares.
Ahora bien, esta transformación requiere del refuerzo de las familias y de los medios en la tarea de inculcar modos democráticos de hacer y decir, habilidades sociales y de ciudadanía que no se queden en meras asignaturas que aprobar sino en cuestiones y formas de vida que cada niñ@ pueda observar al salir de las escuelas.
Los centros, mediante la inclusión en su proyecto educativo de un plan de convivencia desde las primeras etapas, deben ofrecer un espacio, tiempos y métodos de trabajo que propicien las buenas relaciones entre los diferentes miembros de la organización; Espacios para la reflexión y acción que lleven a la apropiación e interiorización de actitudes que favorezcan la convivencia. Así mosmo cualquier centro educativo, para no generar violencia en su seno, ha de ser dinámico, capaz de adaptarse a las exigencias de los alumnos y de sus entornos, capaces de buscar soluciones y crear un ambiente general que contribuya a ello y sepa capaz de resolver los conflictos de manera no violenta, dando oportunidades de expresión y protagonismo a todos los participantes y una actitud de reflexión que predisponga al diálogo y a la aceptación de las diferencias.
Dentro del currículo no pueden faltar las referencias a estas habilidades sociales que se traducen en un aprender a vivi-con, a ser y comportarse de una determinada manera cuando se está con otro/s y se comparte un espacio y un tiempo. También se han de conducir a todos los alumnos a que conozcan los derechos humanos que toda persona tiene para que los puedan poner en práctica de manera espontánea.
Para lograrlo ha de partirse de unos valores como la tolerancia, la solidaridad, el respeto y la democracia, a demás de contar con un equipo lo suficientemente compromeido capaz de transmitirlos y que el centro los ponga en práctica en el dia a día para servir de refuerzo y ejemplo para los alumnos. A demás hay que hacerles ver que las diferencias son en todos los casos positivas si son bien aceptadas y pueden servir tanto para reafirmarse como para crecer y cambiar, aprender con otros puntos de vista.
Los programas de integración no pueden faltar en ningún centro ya que la cifra de inmigrantes que estudian en nuestro sistema educativo (2%) parece no dejar de aumentar progresivamente.
En las aulas se deben crear oportunidades para el desarrollo y el autoconocimiento de los alumnos como personas, para lo que la no discrimanación es fundamental permitiendo un clima de confianza.
Son algunos los programas que se han dedicado a la formación de los profesoes en este ámbito de su quehacer cotidiano, de los que dejo algunos enlaces en el margen de la derecha. Es tarea que requiere paciencia y esperanza porque hoy en día es difícil que l@s chic@s entiendan que el profesor quiere lo mejor para ellos, y esto mengua la autoridad profesional que antes llevaba implícita la tarea de educar.
Entrevista a Salvador Auberni, en el que da algunas claves para la buena convivencia en las aulas: http://www.educaweb.com/EducaNews/interface/asp/web/NoticiesMostrar.asp?NoticiaID=2681&PublicacioID=301&SeccioID=3150
Evaluar los valores http://www.catedu.es/convivencia/index.php?option=com_content&task=view&id=296&Itemid=56
No hay comentarios:
Publicar un comentario